Lo bueno de la cerveza es que puede ser al mismo tiempo sencilla y realista, y también compleja, profunda y con múltiples capas. Dependiendo del estilo, el método de elaboración, las materias primas y la cervecería, el jugo de cebada puede ser una experiencia culinaria única, un refrigerio entre comidas, un calmante de la sed o un placer para momentos especiales. No somos snobs en lo que respecta al precio de una pieza de construcción (más caro y más sofisticado no siempre es automáticamente mejor), pero somos fanáticos de elevar el simple consumo a un placer.
El medio más simple para este propósito es un vaso de cerveza. Hay una gran diferencia si bebes la cerveza directamente de la botella/lata o si te tomas la molestia de servirla en un vaso. Este pequeño paso intermedio añade un componente visual y olfativo e, idealmente, incluso mejora el sabor. Te acercas a la cerveza y a sus creadores con respeto y honras la pasión, el corazón y el trabajo que se puso en ella. Celebra la bebida y tómate el tiempo para apreciar la apariencia, el aroma, el sabor y la sensación en boca. Incluso de la cerveza más discreta se puede hacer una celebración.
Si ahora quieres llevar el disfrute de la cerveza al siguiente nivel, te recomendamos un auténtico todoterreno: el vaso Ale de LaBieratorium.