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Aunque es cierto que en otras partes del mundo existen sótanos de piedra, normalmente se los asocia con Franconia. Las colinas y montañas de Franconia están surcadas por sótanos de roca que antiguamente estaban excavados en la dura piedra para almacenar alimentos. En la roca existe una temperatura natural durante todo el año, que no suele superar los doce grados. Esto hace que estas bodegas sean el lugar perfecto para almacenar alimentos perecederos o cerveza.
En Franconia, las bodegas de roca son en gran medida responsables del diseño del paisaje culinario: los primeros restaurantes se construyeron alrededor de las bodegas de roca. A esta evolución se remonta el término “bodega de cerveza”. La gente acudía desde todas partes a las bodegas para disfrutar de la cerveza allí guardada y de un buen refrigerio. Hasta el día de hoy, las cervecerías de Franconia aprovechan las bajas temperaturas bajo tierra y almacenan su cerveza en sótanos de piedra.
Por lo tanto, el Felsenkeller es un elemento valioso de la cultura cervecera de Franconia. Los chicos de la cervecería Nürnbier también lo reconocieron y dedicaron una cerveza al bien cultural Felsenkeller. Elaborada en Hallerndorf, Franconia, la Kellerbier proviene del corazón de Franconia y tiene su mismo sabor: centrada en la malta y con los pies en la tierra, Felsenkeller no sólo es un homenaje a las icónicas instalaciones de almacenamiento, sino también a la cerveza que se almacenó allí durante siglos.
¡Felsenkeller es una auténtica cerveza de bodega!
Agua, malta de cebada , lúpulo, levadura.