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Cuando disfrutamos de esta cerveza, nuestro cerebro y nuestro corazón viajan directamente a Tailandia. En nuestras cabezas paseamos por el calor húmedo de Bangkok, el canto de los pájaros tropicales, fragmentos de conversaciones en un idioma extranjero y melódico y el constante ruido de la calle en nuestros oídos y una mezcla de gases de escape, frutas exóticas y el olor de cien puestos de comida en nuestras narices. Caminamos entre las sombras de los altos rascacielos, el tranvía traquetea por encima y en los pequeños ríos, lanchas rápidas que transportan a turistas y viajeros pasan junto a lagartos monitores y mercados flotantes. Una exuberante vegetación brota de cada grieta y hendidura, y macetas de terracota con jardines acuáticos y plantas con flores se alinean en las aceras. Un corto viaje en un autobús con aire acondicionado y estamos en la playa paradisíaca. Las palmeras se elevan hacia el cielo azul y el agua chapotea en las olas poco profundas sobre la arena blanca.
Nos sentamos en una tumbona y escuchamos el sonido de las olas con los ojos cerrados. Una brisa cálida sopla por el paisaje, trayendo aromas de comida picante, coco partido y mango maduro. Sostenemos en la mano una Singha helada, que refresca y refresca maravillosamente. Gotas de condensación corren por la lata y cada sorbo es un pequeño oasis bajo el sol tropical.
¡Deja que la magia exótica de esta cerveza te lleve en un corto viaje a Tailandia!
Agua, malta de cebada , lúpulo, levadura.