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En el siglo XIX, innumerables alemanes siguieron el sueño americano y emprendieron el arduo viaje hacia la tierra de las oportunidades. Entre ellos se encontraba August Krug, hijo del antiguo propietario de la cervecería Faust. Para que la larga travesía fuera un poco más agradable para él, el padre de August, Georg Anton Krug, le preparó una cerveza que, debido a su contenido alcohólico extra alto y a su porción adicional de lúpulo, le duraría mucho tiempo. Como homenaje al aventurero y a su leal padre, la cervecería Faust creó en 1849 la cerveza del emigrante. Para elaborar la cerveza de la forma más auténtica posible, los cerveceros utilizaron las notas de Georg para su receta. Esta cerveza se elabora actualmente en Miltenberg según una antigua receta y con lúpulo alemán y americano.
La cerveza emigrante fluye en el vaso con un tono caoba marrón intenso y encanta con reflejos de luz rojo rubí cuando el sol incide sobre la cerveza. Una espuma fina y duradera corona la cerveza y desprende seductores aromas de frutas tropicales y lúpulos amargos y florales. Los cítricos, el mango, la papaya y las pasas hacen cosquillas en la nariz, acompañados de una agradable brisa fresca de lúpulo verde. En la lengua, las notas afrutadas de mango, pomelo, maracuyá, lichi, flor de saúco y enebro se combinan con un complejo amargor de lúpulo para crear una experiencia gustativa especial. Gracias a sus intensos niveles de sabor y a la abundancia de lúpulo, la cerveza emigrante 1849 No es una cerveza sencilla para después del trabajo para bebedores ocasionales de cerveza, sino más bien un placer sofisticado para momentos especiales.
Levantamos nuestras copas por los dos antepasados de esta deliciosa cerveza: ¡salud por August y Georg Anton Krug!
Agua, malta de cebada , lúpulo, levadura.