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La Granitbock es una especialidad en sí misma: la cerveza se produce en la histórica sala de cocción de la cervecería Hofstetten y, una vez finalizado el proceso de elaboración, se combina con bloques de granito calientes. Este paso poco convencional carameliza el azúcar natural de la cerveza y le da a la cerveza una nota de caramelo cremosa y con mucho cuerpo, así como su maravilloso color rojo oxidado. Como a los cerveceros no les gusta dormirse en los laureles, tomaron esta fantástica creación y la desarrollaron con algunos experimentos. Ahora forman parte del surtido un Granit Eisbock y un Granit Bock Wildbrett.
Este último es una variante envejecida en barrica del clásico Granitbock. Para conseguir un aroma especial, la cervecería tomó prestados barriles de madera de la bodega italiana Sandre Vini. La elección recayó en barricas de vino tinto de la variedad Raboso. Estas uvas se caracterizan por su alta acidez y producen un vino sabroso y de color rojo intenso que le da a la barrica un gran bouquet. Pero la madera no sólo añade notas de vino tinto al disfrute de la cerveza: además de su aroma, el barril alberga una serie de levaduras y bacterias que someten la cerveza a una mayor fermentación y desarrollan aún más su sabor. Las barricas de Raboso produjeron levaduras Brettanomyces y bacterias del ácido láctico, un dúo inesperado que le da a la cerveza una interacción exitosa de acidez y dulzura.
Esta cerveza es ideal para guardarla en su propia bodega.
Agua de malta de cebada , lúpulo, levadura.