Un matrimonio perfecto es cuestión de gustos. Para cada pareja se aplican reglas diferentes, consejos diferentes y condiciones diferentes. Lo mismo se aplica a la combinación de sabores. Mientras que los chefs y profesionales de la gastronomía encuentran combinaciones locas como albaricoque y eneldo, melón y salvia o fresas con vinagre balsámico, a los paladares menos entrenados les puede resultar más difícil acostumbrarse a ellas. Las cervecerías también se atreven a probar maridajes poco convencionales y que en ocasiones salen mal. La Brasserie Boon de Bélgica, por su parte, se llevó el premio gordo con su combinación perfecta: el equipo decidió casar una fuerte lambic y cerezas silvestres recién cosechadas.
La base de su Kriek Mariage Parfait es una lambic (una cerveza agria belga fermentada con levaduras silvestres) que fue envejecida en barriles de madera durante 18 meses. Después de este largo período de reposo, se mezclan medio kilo de cerezas por litro de cerveza y la cerveza reposa en barricas de roble durante otros seis a ocho meses. Para darle los toques finales a esta sofisticada cerveza, se embotella y se somete a una segunda fermentación. El resultado de este largo proceso es una cerveza compleja y multifacética con carácter de vino, intensas notas de cereza, toques de roble y vainilla y un toque de fruta completamente madura.
Si lo desea, puede guardar esta cerveza en la bodega hasta dos años más y su paciencia será recompensada con una cerveza aún más suave y afrutada.