Si algo ha aprendido Oli Lemke en sus viajes por el mundo es que la cerveza ocupa un lugar muy especial en el corazón de las personas. El cervecero formado ya ha viajado a los rincones más remotos del mundo para construir cervecerías. Trabajó en una gran cervecería industrial en Venezuela, instaló sistemas de elaboración de cerveza en el Lejano Oriente y ayudó a personas en Tenerife y Mongolia a montar sus propias cervecerías. Dondequiera que lo llevara su camino, siempre encontró entusiasmo y pasión por el jugo de cebada. Lo mejor de sus misiones por todo el mundo es siempre el final: una vez finalizado el trabajo, Oli y el equipo in situ se sirven una cerveza fría y brindan con alegría por el éxito del día de trabajo.
Este momento es más bonito con un vaso de cerveza a juego, por eso Oli no sólo tiene en su propia cervecería las mejores cervezas, sino también cristalería. Hemos podido conseguir algunos ejemplares del vaso de degustación con una capacidad de 0,3 litros y estaremos encantados de compartirlos con usted.
¡Que tintineen las copas y brinden por los grandes y pequeños logros de esta vida!