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En tiempos de Corona, crisis climática y guerra, hay que celebrar las fiestas como vienen. Nadie sabe si la vida cambiará drásticamente de un momento a otro, por eso aprovechamos cada oportunidad para romper con la rutina de la vida cotidiana con pequeñas celebraciones. Celebramos cuando el sol se abre paso entre las nubes después de días de lluvia, cuando el jefe está de buen humor, cuando ya es miércoles por la tarde, cuando nuestro club favorito gana un partido, cuando el pan de mermelada cae del lado del pan por la mañana. , cuando la abuela recupera sus gafas después de una larga búsqueda, cuando llegamos al coche justo antes que el policía, cuando el trabajo fue especialmente fácil para nosotros o cuando una mariquita se posa en la punta de nuestra nariz.
El broche de oro de cualquier celebración cotidiana es, por supuesto, la cerveza adecuada. La elección perfecta para disfrutar de un sabroso manjar en medio del ajetreo cotidiano es, por ejemplo, la cerveza de fiesta de la cervecería privada Schönramer. Con un sorprendente 6,1%, el bebible Märzen aporta energía a cada fiesta, por pequeña que sea, y deleita la mente y el paladar con una armonía de finas especias, delicados lúpulos, un suave dulzor y un sutil amargor. Gracias a su período de maduración de nueve semanas, esta cerveza de fiesta resulta maravillosamente equilibrada.
Una medalla de oro en los World Beer Awards de 2004 confirmó el buen gusto de fuentes oficiales y profesionales.