Eisbock es una subcategoría de la clásica cerveza bock y, según la leyenda común en Franconia, surge de una coincidencia. Existe una historia popular que cuenta que a un aprendiz de cervecero se le encomendó la tarea de limpiar unos barriles. Se suponía que era una noche particularmente fría, por lo que el aprendiz tuvo que trasladar la cerveza bock del patio al sótano cálido. Los barriles de cerveza son grandes y pesados, por lo que el joven decidió posponer la tarea hasta el día siguiente y dar por terminada la jornada. A la mañana siguiente, el maestro cervecero se horrorizó al descubrir que la cerveza de los barriles se había congelado durante la noche. Para darle una lección al perezoso aprendiz y evitar futuros errores, el cervecero decidió que el descuidado patán debería tomar unos cuantos sorbos de la cerveza supuestamente estropeada. El estudiante hizo lo que le dijeron. Sin embargo, la cerveza no se volvió mala: el proceso de congelación redujo el contenido de agua en la cerveza y creó una esencia de bock de mayor graduación.
Hasta el día de hoy, la cerveza se congela intencionalmente para lograr exactamente este efecto.
Para ello, la cervecería Rittmayer utiliza su maravillosamente equilibrado búfalo de Aisch para refinarlo aún más en frío. El resultado final es una cerveza exquisita para momentos especiales.