La cervecería belga Liefmans es conocida por su amor por un ingrediente muy especial: en Liefmans todo gira en torno a la cereza.
La fruta roja de verano ya jugó un papel importante a principios del siglo XX: los agricultores locales llevaban la fruta a la cervecería cuando tenían excedentes y recibían a cambio cerveza fresca. Esto aseguró que Liefmans siempre tuviera suficientes cerezas en casa para sus maravillosas creaciones de cerveza y que los agricultores no tuvieran que desperdiciar ninguna cereza. Los cerveceros utilizaron esta aromática fruta para crear cervezas finas como la Kriek, que se caracteriza por su acidez afrutada y el dulzor de las cerezas maduradas al sol. Las cervezas de frutas son una especialidad belga y saben muy bien, especialmente en verano. La divertida ligereza, la fruta fresca y la acidez de la cerveza armonizan de forma única y dan como resultado una experiencia cervecera muy especial.
Cuando se habla de la cervecería Liefmans no puede faltar un nombre: Rosa Merckx. Fue pionera en la escena cervecera belga y la primera mujer en el país en ser maestra cervecera y cervecera líder en una cervecería. Ella es un brillante modelo a seguir para muchas jóvenes cerveceras y ha allanado el camino para sus pares en la escena cervecera belga. Rosa fue una revolucionaria desde muy joven. Fue la primera mujer en su ciudad natal en conducir un coche, habla tres idiomas con fluidez y jugaba baloncesto en su tiempo libre. Sin embargo, su carrera en la cervecería Liefmans no comenzó en la sala de cocción, sino frente a la máquina de escribir. La joven empezó a trabajar como secretaria del director de la cervecería en 1946. Pero pronto descubrió que Rosa tenía buen paladar para la cata de cervezas y de vez en cuando la consultaba a la hora de tomar decisiones. Se despertó su curiosidad y se le confiaron trabajos más pequeños en la cervecería. Poco tiempo después preparó sus primeras cervezas junto con su jefe y se descubrió que Rosa tenía un gran don para la elaboración de cerveza y el mercado cervecero. Rosa adaptó la oferta de la cervecería a los gustos modernos de los belgas y llevó a Liefmans a un gran éxito. Ideas como botellas de cerveza envueltas en papel de seda dieron a las cervezas un toque femenino, elegante y noble y aumentaron enormemente el grupo objetivo. Cuando murió su jefe, su familia la nombró su sucesora. Hoy en día, la gran dama de la cerveza belga ya no trabaja, pero sigue viviendo cerca de la cervecería.
Hasta el día de hoy, la firma de Rosa Merckx se puede encontrar en las etiquetas de todas las botellas de la cervecería: un pequeño homenaje a una heroína de la cerveza belga.
