Para Sérgio y Patricia, como para muchos otros, el impulso de su carrera cervecera fue la pasión por la buena cerveza. Llegado un momento, a los dos luxemburgueses ya no les bastaba con disfrutar de una buena cerveza, sino que querían poner en práctica sus ideas cerveceras y hacer realidad sus sueños de lúpulo. Sin embargo, antes de que todo estuviera listo para la venta, los dos elaboraron mucha cerveza en casa.
El movimiento de la cerveza artesanal ha dado impulso al negocio cervecero de muchas maneras: no sólo aparecen casi cada día nuevas cervecerías jóvenes, sino que cada vez más recién llegados encuentran su camino hacia las salas de cocción a través de uno o dos desvíos. Programadores, dentistas y enólogos han dado la espalda a sus profesiones para seguir su amor por la cerveza. Patricia y Sérgio tampoco siguieron el camino clásico de la formación para convertirse en cerveceros, sino que simplemente empezaron. Los primeros experimentos con cerveza se hicieron en sus propias cuatro paredes y después de un tiempo dieron como resultado productos elaborados realmente sabrosos. Después de que amigos y familiares los convencieran de la calidad y la bebibilidad de sus cervezas, en 2017 dieron el paso a la elaboración comercial de cerveza y oficializaron su proyecto bajo el nombre de Totenhopfen Brauhaus. Al poco tiempo traspasaron las fronteras de Luxemburgo y vendieron su cerveza a los países vecinos. Patricia y Sérgio conquistaron Europa con sus exquisitas creaciones y su valentía fue recompensada con prestigiosos premios y reconocimientos. En tres años tormentosos, Totenhopfen Brauhaus se consolidó en el mercado cervecero internacional y fue nombrada en varias ocasiones por RateBeer como la mejor cervecería de Luxemburgo y una de las mejores del mundo.
Para minimizar inicialmente el riesgo, los dos propulsores decidieron no tener su propio sistema de elaboración de cerveza. Como cerveceros cucos, viajan por el mundo desde su fundación y elaboran su cerveza en los sagrados salones de otros cerveceros. No sólo hacen muchos nuevos amigos, sino que también persiguen el gran objetivo de establecer contactos entre los cerveceros europeos. Para Sérgio y Patricia, la cerveza artesanal es mucho más que un alimento de lujo: la cerveza artesanal es parte integral de su calidad de vida y, además de disfrute y diversión, también proporciona conexión entre personas, desafíos y sorpresas. Las cervezas de la cervecería luxemburguesa brillan con etiquetas uniformes al estilo de artísticos grabados en madera y no sólo tienen un buen aspecto desde fuera. El gusto es la carta de triunfo y en el Totenhopfen se juega con generosidad. Todas las cervezas son creaciones delicadamente compuestas que fueron creadas en colaboración con cerveceros respetados de toda Europa.
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Schweden