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La cerveza belga es un manjar que se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años. Las especialidades de nuestros vecinos se caracterizan por su contenido alcohólico ligeramente superior, sus delicadas especias y su suave dulzor. A menudo se agrega azúcar o caramelo de roca a la cerveza durante el proceso de elaboración. Este ingrediente adicional no sólo completa el sabor, sino que también ayuda a la levadura a hacer su trabajo, que normalmente se realiza en dos rondas. Una fermentación se realiza en depósito y la segunda en botella. Esta doble fermentación da como resultado un poco más de alcohol y un sabor aún más profundo y complejo.
Muchas cervecerías indican en su sitio web o directamente en las etiquetas que sus cervezas deben consumirse de forma profesional. A diferencia de muchas otras cervezas, las versiones belgas suelen beberse un poco más calientes: a temperaturas más altas, los aromas se presentan en su totalidad y se puede disfrutar en toda su amplitud.
Además de la temperatura adecuada para beber, el vaso también juega un papel importante: los vasos anchos y bulbosos no sólo tienen un aspecto bonito, sino que también dan a la cerveza mucho espacio para desarrollarse. La cervecería belga St. Feuillien ofrece una amplia gama de vasos diferentes, incluida una copa con un tallo delgado y suficiente espacio para el gusto.