Eisbock es una especialidad cervecera muy especial: la cerveza negra nos deleita con su sabor intenso, muy aromático y polifacético.
El Eisbock tiene una larga tradición y, según la leyenda, surgió de una feliz coincidencia. Una tarde fatídica, un tipo perezoso decidió no retirar más los barriles del patio. Durante la gélida noche de invierno, la cerveza en los barriles de madera se congeló y cuando el maestro llegó a la mañana siguiente, el oficial fue castigado con tener que beber la cerveza que supuestamente se había echado a perder. Para sorpresa de todos, la cerveza no estaba en absoluto estropeada, sino que se había convertido en una especialidad deliciosa y concentrada. A través del proceso de congelación, la cerveza ganó alcohol y sabor. ¡Ha nacido el Eisbock! Desde entonces, el método de congelación se ha ido perfeccionando y ya no hace falta ser perezoso para preparar el Eisbock.
El Eisbock fluye con el fuerte color caoba en la copa, una espuma ligeramente teñida y de poros finos corona la cerveza oscura y profunda. El animado dióxido de carbono hace bailar la espuma y transporta a la nariz un maravilloso y rico aroma de clavo especiado, frutos rojos secos, plátano cremoso y caramelo cremoso. La bebida inicial tiene mucho cuerpo y sabe maravillosamente a trigo clásico: en el paladar, clavo y plátano se encuentran con ciruela madura y un toque de mazapán completa los aromas.
La Aventinus Eisbock de Schneider Weisse es una especialidad de cerveza aromática que resulta maravillosa como aperitivo o como bebida fina para momentos especiales. ¡Puedes encontrar más información sobre esta excelente cerveza en el video a continuación!
Agua, malta de trigo , malta de cebada , lúpulo (Hallertauer Tradition, Magnum), levadura