La pequeña ciudad de Schladming en Estiria es conocida por muchos porque ha acogido varias veces los Juegos Olímpicos de Invierno. Debido a su idílica ubicación entre altas cumbres, la comunidad es un destino popular para los amantes del deporte y muchos residentes de Schladming se ganan la vida con el turismo. La minería solía ser una importante fuente de ingresos, pero las minas que extraían cobre, plata, plomo, níquel y cobalto cerraron gradualmente y la minería se detuvo por completo a finales del siglo XIX. Entre otras cosas, se conservó la fábrica de cerveza, que abastecía a los trabajadores mineros con una deliciosa cerveza. rn
La cervecería Schladming se fundó en 1909. Abrió sus puertas con el nombre de First Alpine Volksbrauerei y desde el principio fue una cooperativa. La producción comenzó con una producción anual total de 20.000 hectolitros, de lo que se beneficiaron principalmente los mineros y los habitantes de Schladming. A lo largo de la historia de la cervecería ha habido altibajos: en 1917, la producción tuvo que pararse brevemente porque las materias primas escaseaban y la producción también se paralizó temporalmente durante la Segunda Guerra Mundial. La comunidad no dejó que estos reveses los desanimaran y se apegaron a su visión. En las décadas siguientes, sus incansables esfuerzos se vieron recompensados por una buena demanda y a finales de los años 60 se ampliaron las instalaciones. En la década de 1980, la producción se duplicó y la cervecería siguió expandiéndose. La empresa cambió varias veces de dirección, pero Schladminger sigue siendo una cooperativa hasta el día de hoy. En 2009, la cervecería celebró su centenario y brindó por otros cien años con sus propias cervezas.rn
La oferta de la cervecería es pequeña y fina: los expertos cerveceros elaboran cuatro cervezas diferentes a partir de materias primas seleccionadas. La base de cada cerveza es el agua pura de manantial que brota del Schladminger Tauern. A la hora de elegir el lúpulo y la malta, el equipo apuesta por la calidad de la región y apoya al máximo a los agricultores locales. Dos de las cuatro cervezas también están elaboradas con ingredientes procedentes de agricultura ecológica certificada y llevan diversos sellos ecológicos. Con cervezas como Bio Zwickl, esta cervecería tradicional demuestra que se preocupa por el pasado y el futuro. El foco de su trabajo está en la calidad y el sabor de sus productos, pero detrás de ello está la comunidad y la cohesión. Los valores de la cooperativa desempeñan un papel en cada paso de la producción y se mantienen con corazón y pasión. Schladminger se enorgullece de ser una cooperativa. rn