Francia es conocida por su buen vino y su refinada cocina. La alta cocina francesa establece el punto de referencia para el arte culinario en todo el mundo y es un estándar con el que los chefs han competido durante siglos. La comida y los vinos que la acompañan han acuñado el dicho "Vivir como Dios en Francia" y son elogiados por su extraordinaria elegancia, finura y calidad. La cerveza ha desempeñado un papel menor en los últimos siglos, pero ganó impulso con el movimiento de la cerveza artesanal. Después de que el jugo de cebada pudo dejar atrás su mala reputación temporal y encontró reconocimiento como una alternativa al vino artesanal, de sabor delicado y aromáticamente diversa, las cervecerías artesanales jóvenes y modernas surgieron como hongos y las cervecerías establecidas desde hace mucho tiempo recibieron nueva atención.
La cervecería alsaciana Kronenbourg es una de estas cervecerías más tradicionales. Su historia comienza con Geronimus Hatt, un cervecero de Estrasburgo. Recibió su diploma de cervecería en 1649 y abrió la cervecería Canon en 1664. Sus descendientes continuaron su legado y ayudaron a que la cervecería creciera en popularidad. La empresa cambió de nombre y de ubicación varias veces, pero el negocio cervecero sobrevivió ileso a estos constantes cambios y floreció. Algunos cambios de propiedad y la disminución del consumo de cerveza en Europa hicieron que la cervecería pasara por momentos difíciles a principios de la década de 2000. Las cifras de ventas están disminuyendo y se han tenido que cerrar varios establecimientos. Después de la adquisición del imperio cervecero Carlsberg y de una profunda modernización del concepto, las cosas han vuelto a mejorar: hoy Kronenbourg vuelve a tener números positivos y se ha convertido en una de las cervecerías más populares de Francia. Gracias a un amplio repertorio de diferentes marcas, la cervecería está actualmente bien posicionada y sirve cerveza fina a toda Europa.
Una de las marcas más exitosas de Kronenbourg es 1664. El nombre de la etiqueta hace referencia a la fundación de la cervecería Geronimus y al año en que se elaboró por primera vez la ahora mundialmente famosa Kronenbourg Lager. Kronenbourg 1664 se fundó en 1952 y desde entonces persigue el objetivo de elaborar la mejor cerveza del mundo. Su 1664 Blanc se acerca bastante a este objetivo. La cerveza de trigo francesa tiene como base la Wit belga y, al igual que ésta, se condimenta con piel de naranja y semillas de cilantro. Combina la elegancia de Francia con un toque lúdico. Esta cerveza dorada, delicadamente turbia, tiene un sabor maravillosamente afrutado y combina las jugosas notas de melocotón, albaricoque y cítricos maduros con un claro amargor y un toque de hierbas. Además de esta clásica, bajo la marca 1664 hay muchas otras cervezas, pero la 1664 Blanc es la favorita indiscutible de los clientes.
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