Aunque Suecia no es uno de los países cerveceros típicos, sí cuenta con una larga tradición cervecera. Los vikingos ya elaboraban una especie de cerveza y sentaron así las bases de una costumbre que se remonta a miles de años.
Hasta el siglo XIX, la elaboración de cerveza era principalmente un asunto privado: cada hogar tenía derecho a elaborar cerveza para sus propias necesidades. Las piezas elaboradas normalmente eran de baja graduación y se disfrutaban como bebida todos los días, no sólo por la noche. Después de esta época, surgieron las primeras cervecerías comerciales y la venta de cerveza estuvo regulada por ley por primera vez. Hoy en día todavía se pueden vender y servir cervezas con un contenido de alcohol igual o inferior al 2,25% en todas partes, pero todas las creaciones con más revoluciones requieren un permiso especial para servirse y la cerveza sólo se puede comprar en las llamadas tiendas Systembolaget. Estos son administrados por el estado y garantizan que no se venda alcohol a menores. Como en Alemania las cosas son un poco diferentes, aquí se pueden comprar especialidades de cerveza de todo el mundo. Por ejemplo, la excelente cerveza de Brewski. Esta pequeña cervecería familiar procede del sur de Suecia y elabora la mejor cerveza con un contenido de alcohol superior al 2,25%.
El fundador Marcus Hjalmarsson hizo su primer contacto con la cerveza artesanal cuando visitó a su hermano en Vancouver en 1996. En aquel entonces, Canadá ya tenía una pequeña escena de cerveza artesanal y se podían degustar creaciones artesanales de microcervecerías aquí y allá en las grandes ciudades. Durante estas fatídicas vacaciones, Marcus no sólo se enamoró de la cerveza, sino que también encontró un nombre para su futura cervecería: Brewski es una palabra del argot estadounidense que se utiliza para todo tipo de productos cerveceros. Cuando Marcus finalmente decidió hacer de la cerveza su carrera en 2014, todavía tenía la palabra en su cabeza y rápidamente la convirtió en el título de su empresa. Como apasionado amante de la cerveza, Marcus enmarca su misión como una búsqueda de creatividad, responsabilidad y entusiasmo. Cada cerveza debe transmitir tu amor por el lúpulo y la malta y hacer del disfrute una verdadera experiencia. Marcus valora cada trabajo en su cervecería: la elección de las materias primas, el desarrollo de las recetas, la elaboración y el envasado, pero también el componente social que proporciona el contacto con sus clientes y otros cerveceros de todo el mundo. Brewski ahora vende cerveza en más de 35 países alrededor del mundo y creaciones como Passionate Beet también se pueden encontrar en lugares tan lejanos como Japón.
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