Oxford es una ciudad tradicional inglesa que ha producido grandes poetas y pensadores. Oscar Wild, Lewis Carroll, JRR Tolkien y Dorothy L. Sayers son sólo algunas de las mentes brillantes que estudiaron aquí y luego ganaron fama y honor por sus obras maestras. En esta prestigiosa ciudad universitaria también vive Ian Faulkner. Sin embargo, Ian no es escritor, poeta o dramaturgo, sino filósofo. Y cerveceros, pero hablaremos de eso más adelante.
Así que la historia de Ian comenzó en Oxford, que dejó para estudiar filosofía en Manchester. Después de graduarse, se mudó a la animada metrópolis de Londres, donde ejerció su profesión. Sin embargo, cuando la filosofía resultó ser un arte inútil, Ian decidió abandonar Inglaterra y explorar el planeta. Con grandes planes en mente, le dio la espalda a casa sólo para terminar en Berlín. Su viaje lo llevó a Praga, donde se enamoró de una mujer alemana. La siguió hasta Berlín y, tras unos años en la capital, acabó finalmente en Hamburgo. La ciudad del Danubio le envolvió con su encanto y empezó a sentirse como en casa. Si no hubiera sido por la cerveza: Ian, como inglés, lleva en la sangre las sabrosas cervezas, pero hace unos años en Hamburgo se bebía casi exclusivamente Pilsner. Debido a que el movimiento de la cerveza artesanal aún estaba en su infancia, Ian tuvo que tomar la iniciativa él mismo y simplemente aprendió por sí mismo a elaborar cerveza. Leyó montones de libros y se aventuró con sus primeras cervezas. Sus creaciones tuvieron una gran acogida y lanzó la primera gama pequeña junto con un bar en St. Pauli. Poco a poco, más pubs se interesaron por las cervezas de Ian y él decidió darle una oportunidad. Nació Simian Ales y la diversión pudo comenzar.
Hoy en día, el británico con buen gusto por la cerveza se ha consolidado en el mercado alemán y sus creaciones ya no se encuentran sólo en los barrios de Hamburgo. De la cervecería con taberna propia en Elmshorn salen excelentes cervezas que cubren todo el espectro del panorama cervecero moderno y que, con pale ale, lager, IPA y una o dos pilsner, deberían satisfacer el gusto de todos los amantes de la cerveza. Por cierto, el nombre Simian proviene del entusiasmo de Ian por los monos: en inglés, el término Simian se refiere a todos los primates parecidos a los simios. ¡Y su propio nombre también está ahí!
